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Descubrimiento casual

A. Fleming, descubridor de la penicilinaAlexander Fleming (1881-1955), bacteriólogo Escosés, fue el descubridor de un inhibidor de bacterias, la conocida penicilina, sustancia que genera un importante deuteromicete u hongos imperfecto miembro del Reino de los hongos, el Penicillium notatum.

Mientras Fleming realizaba estudios sobre las variaciones de color de las colonias de estafilococos, se creía que estos cambios de tonalidad se producían si las colonias se incubaban durante veinticuatro horas y luego se conservaban a temperatura ambiente varios días.
Fleming, en colaboración con M. Pryce, estudió estas alteraciones en cultivos de estafilococos procedentes de abscesos e infecciones de nariz, garganta y piel.

Fue el 30 de octubre de 1928, que el científico Fleming registró la primera anotación sobre la Moho de la Penicilinapenicilina en su cartilla de laboratorio, observo que, en una placa de cultivo donde preexistía una colonia bacteriana de estafilococos, esta desapareció misteriosamente y en su lugar una gran mancha de moho, Penicillium notatum, se hacia presente. Este milagro suponía el descubrimiento de la penicilina, sin embargo fue omiso para todo el equipo de científicos. Sólo el genio de Fleming prestó la atención debida y dio importancia al precoz y casual hallazgo.

Alexander Fleming profundizó sus investigaciones realizando experimentos con el hongo encontrado y así es que se dirige a determinar la capacidad de destrucción que poseia este moho a las bacterias que cultivaba en su laboratorio. En 1929 aparecía, en la revista The Journal un artículo titulado “Sobre la acción antibacteriana de la penicilina con especial referencia a su utilización en el aislamiento de
B. lnfluenz.”.
En 1931, en el transcurso de una conferencia sobre “El empleo intravenoso de los germicidas”, pronunciada en la Royal Society of Medicine, Fleming anuncia el descubrimiento de un potente antibacteriano, La Penicilina, planteando su poder para inhibir a los organismos anaerobios que causan la gangrena.
Apenas comenzaba así la historia de un salvador de la humanidad. Flerning sentó las bases de lo que, con el tiempo, constituiría una de las armas más poderosas de la medicina para luchar contra enfermedades y pestes que azotaban a todo el mundo.

Alexander Fleming murió el 11 de marzo de 1955, una trombosis coronaria lo deja sin vida, sus restos reposan en la cripta de la catedral de San Pablo, en Londres.
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